Aunque ya hace unos años que dejé de hacer notas de cervezas, se me quedaron en el tintero varias que no llegué a publicar en este blog. He decidido poco a poco ir dándoles su finalidad, y serán pues las últimas publicaciones de este sitio.

Gracias a todos aquellos que me enseñaron a disfrutar de la cerveza, aprendí muchísimo leyendo vuestros blogs y vuestros comentarios. Gracias a todo aquél que se animó a leer estos apuntes de aficionado.

martes, 8 de febrero de 2011

Miller Genuine Draft



La forma de la botella es la típica que nos podríamos imaginar en un soleado Estados Unidos sureño. Recuerdo que en la gran película “Una historia verdadera”, el protagonista, en cierto momento antes del desenlace tras haber recorrido muchos kilómetros, decide que ya es hora de tomarse una cerveza en una gasolinera, pues hacía mucho que no probaba una. Y resulta que se toma una Miller. Pero bueno, por más genuina que se proponga ser, reza en la etiqueta que ha sido (la que tengo en la mano) elaborada y embotellada en la UE. También podemos leer en dicha etiqueta, que además de malta de cebada, agua y lúpulo, se ha incluido jarabe de maíz.

Al destaparla asciende olor a malta al principio, para ser más bien como a lúpulo al poco. Olor decente a cerveza fresca después de todo. No obstante, creo notar cierto tono particular que no atino a identificar… quizá sea por el jarabe de maíz, o sea sugestión propia. El color ya se veía a través de la botella: cerveza trasparente y dorada.

Primer sorbo: Peculiar. Un tono a malta fresco, pero apagado de entrada. El amargor es muy débil, pero hay un “algo” final que no es malta. Es como un frescor que para nada resulta amargo, más bien dulce.

Es muy suave esta cerveza. ¿Dónde está el lúpulo? El trago es amortiguado y con sordina. Destaca por su ausencia de amargor. Quizá, muy al final, hay un regusto que parece querer ser ése amargor que esperaríamos. El acto comienza por ser malta, una malta que me parece un poco maquillada de alguna manera, pero que, hay que reconocerlo, resulta apetecible. Pese a todo, encuentro un tanto aguada la cerveza. Cuando se está finalizando un trago, que el líquido está ya cayendo más allá de la lengua, sobreviene una especie de sabor suavísimo y liviano. La fase de malta, con todo, se hace agradecida, y más en un día de calor.

Es como una cerveza hecha para gustar y refrescar. Como una cerveza que quiere ser refresco. Se bebe rápido, y más si está bien fría. El lúpulo se esconde. Hace un trabajo en la sombra, apoyando a la malta cuando va ya a terminar su fase, pero luego, en vez de salir y manifestarse, todo queda disfrazado por ese sabor más o menos dulzón, fresco, y que nos puede engatusar como a niños.

Es un tanto peculiar, cuando menos, la cerveza en conjunto. Pasa bastante bien, muy fluida, que digamos. Quizá lo más intenso que tenga sea la fase de malta. El amargor es un eco muy posterior. El trago último queda algo aguado, la malta y el jarabe se mantienen, aunque quizá sutilmente alterados.

En fin, una cerveza un poco diferente. No me parece mala, pero hecho de menos a nuestro amigo el lúpulo. La malta es refrescante, aunque tampoco la encuentro especial. Todo viene como barnizado en un tono dorado que pretende imprimir frescor cereal, y añade un poco de dulzor. Seamos comprensivos, es una cerveza decente, para mí, porque tampoco es que me haya desagradado. Quizá más para tomarla sin esperar nada que para degustarla. Muy poco amarga y quizá demasiado plana. Servir bien fría, eso sí. A saber cómo es la oriunda estadounidense... 4`7% . Tiene su propia página web.

(Enero del 2008)

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